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La frenada en el MTB

Frenada

Cuando el terreno se pone cuesta abajo, comienza la diversión…, ¡o el sufrimiento! nuestra técnica y confianza marcará un poco esa línea. Hoy os vamos a enseñar los conceptos fundamentales de la frenada, aplicables en los pasos por curva, en zonas más verticales o en tramos más técnicos.

Antes que nada es fundamental llevar una buena colocación de los frenos, regularemos la distancia de las manetas del modo que nos sintamos más seguros. Prueba de regular el tornillo de alcance. Unos prefieren que la maneta frene muy cerca del puño  y otros muy lejos.

Otro punto importante es dominar la velocidad y la frenada en un descenso, para ello debemos llevar siempre una buena posición corporal. Tenemos que situar un dedo sobre las levas del freno y agarrar, con el resto de la mano, los puños con firmeza. Este dedo permanecerá siempre situado justo encima del freno para poder interactuar más rápidamente con el freno. Los brazos deben estar flexionados para amortiguar los golpes y estirados al pasar por socavones.

Está claro que frenar es algo necesario a la hora de bajar por cualquier tramo donde haya desnivel y se coja velocidad o te encuentres una curva cerrada, pero lo que hay que tener claro es que no se puede estar siempre frenando. Aunque algunos se les entre el miedo hay que aprender a dosificar la potencia de la frenada ya que un exceso causará un sobrecalentamiento del disco y del circuito, con la posibilidad que dejen de funcionar. Hay que obtener una posición mínimamente relajada, cogiendo con firmeza el manillar pero sin ir demasiado tensionados ya que también puede provocarnos descontrol en la frenada. Únicamente accionaremos los frenos de manera violenta cuando salgamos de la trazada y sea totalmente necesario.

Tanto el freno delantero como el trasero tienen su labor dentro del frenado de bici, el delantero, aunque muchos no lo sepan, es el que hace gran parte de la presión y el trasero es el que ajusta o corrige la frenada. Podríamos decir que el delantero tiene que trabajar un 70% y el trasero un 30%. Esto puede cambiar según condiciones de meteorológicas.

Si lo analizamos más técnicamente, el freno delantero es el que controla la inercia de la bicicleta y detiene principalmente la bicicleta al frenar la rueda delantera. El freno trasero únicamente sirve para disminuir la velocidad, controlar el movimiento de la bici dando más seguridad y eficiencia al conjunto de la frenada.

Son muchos que relacionan con tocar el freno delantero y salir volando por delante, un temor que tienen muchos ciclistas y que es realmente cierto si no traes una buena colocación del cuerpo y decides frenar en seco. Hay que entender que para frenar es importante hacerlo de manera progresiva, solamente frenaremos en seco en momentos puntuales cuando ya dominemos perfectamente una buena posición del cuerpo y sea totalmente necesario para modificar nuestra trazada.

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En zonas técnicas o de desnivel hay que seguir aplicando el tanto por ciento que hemos comentado para cada freno, principalmente utilizaremos el delantero ya que tienen mayor potencia de frenado.

Primera técnica: es la más sencilla y consiste en que al momento de frenar con la rueda delantera, cargues tu peso un poco hacia atrás. Esto se consigue poniéndonos de pie, con los pedales en posición horizontal a la línea del suelo, tal como muestra la siguiente imagen. De esta manera, será más difícil que la rueda trasera se eleve, haciéndonos perder el control de la bici. Muchas veces, sobre todo ante bajadas de larga duración, es preferible bajar el asiento al inicio precisamente para que sea más fácil retrasar el centro de gravedad en las frenadas.

Segunda técnica: consiste en “engancharnos” en una marcha más pesada, combinando freno y pedaleo. Este truco, al igual que en los vehículos motorizados, se conoce como “frenar con los cambios”. Lo que aquí ocurre, es que al enviar una marcha más pesada a la rueda trasera (sin dejar de pedalear) cortamos la inercia de la rueda, disminuyendo considerablemente la velocidad de la bicicleta.

En los pasos por curvas rápidas, lo mejor es aprovechar los apoyos y peraltes (naturales o artificiales) que te permitirán pasar por la curva  casi sin tocar los frenos. Pasar a toda velocidad por una curva casi sin frenar puede parecer una acción un tanto temeraria, pero si posicionamos correctamente el peso en el centro de la bici, bajamos el punto de gravedad y acompañamos la bicicleta con movimientos suaves podrás hacerlo sin problemas. Para ello es fundamental ir practicando, difícilmente la primera vez podrás hacer la curva totalmente limpia.

Por el contrario en curvas lentas donde te puedes encontrar obstáculos (ramas, rocas, arena suelta) hay que llegar apurando la frenada antes de entrar en la misma. Dentro de la curva el freno no se toca bajo ningún concepto. Ya has colocado la bicicleta para entrar en la curva y sólo debes de centrarte en encararla y ver dónde empezar a imprimir nuevamente potencia a las bielas. En curvas lentas el equilibrio es crítico; cualquier frenazo te hace ir al suelo o poner pie a tierra. Aunque vayas lento, déjate llevar.

En definitiva, dominar la técnica de frenada mejorará considerablemente nuestro rendimiento en nuestras salidas de MTB. Un proceso de aprendizaje un poco lento pero que luego se convertirá en grandes ventajas. Puede que te interese también nuestro post Como reaccionar ante una caída ya que prácticamente todo el mundo, alguna u otra vez, ha sufrido algún susto con la bicicleta que ha terminado en caída, sobretodo si haces una mala frenada.

Peralte

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